La globalización y democratización de la información se ha dado en gran parte gracias a los grandes avances tecnológicos que han desarrollado múltiples mecanismos de interacción entre culturas. Es así, que la transmisión de conocimiento ya no solo se da por medio de la oralidad o la escritura mediante medios impresos, sino que se ha expandido a otros ámbitos como el internet, donde son infinitas las fuentes de consulta o medios más inmediatos que permiten la interacción en tiempo real como lo son video llamadas y chats. Todos estos fenómenos han permitido desarrollar nuevas estrategias a nivel cognitivo, en donde se ha hecho necesario establecer competencias que permitan una construcción de conocimiento a partir del análisis crítico y reflexión de la información, donde se pasa de ser un receptor pasivo del conocimiento a tener un rol activo en la formación de nuevas ideas. S así que la UNESCO estableció que “se deben crear nuevos entornos pedagógicos, que van desde los servicios de educación a distancia hasta los establecimientos y sistemas ‘virtuales’ de enseñanza superior, capaces de salvar las distancias y establecer sistemas de educación de alta calidad, favoreciendo así el progreso social y económico y la democratización así como otras prioridades sociales importantes” (UNESCO, 1998). Las herramientas web 2.0 y 3.0 han sido ese instrumento para revolucionar el proceso de enseñanza y aprendizaje ya que ellas permiten la interacción, información, publicación y comunicación por medio virtuales a los cuales se puede acceder desde cualquier ubicación geográfica, facilitando las interacción sincrónica y asincrónica, pues “a través del aprendizaje autónomo y colaborativo se generan nuevos conocimientos, el estudiante se empodera de su propio aprendizaje, se crean comunidades y sociedades de aprendizaje (partnership); así, el rol principal en el proceso lo realiza el estudiante; se estimula su creatividad ; el rol del docente cambia de controlador a facilitador del aprendizaje y se establece la motivación y el autoaprendizaje” (Castaño et al., 2009).
La globalización y democratización de la información se ha dado en gran parte gracias a los grandes avances tecnológicos que han desarrollado múltiples mecanismos de interacción entre culturas. Es así, que la transmisión de conocimiento ya no solo se da por medio de la oralidad o la escritura mediante medios impresos, sino que se ha expandido a otros ámbitos como el internet, donde son infinitas las fuentes de consulta o medios más inmediatos que permiten la interacción en tiempo real como lo son video llamadas y chats. Todos estos fenómenos han permitido desarrollar nuevas estrategias a nivel cognitivo, en donde se ha hecho necesario establecer competencias que permitan una construcción de conocimiento a partir del análisis crítico y reflexión de la información, donde se pasa de ser un receptor pasivo del conocimiento a tener un rol activo en la formación de nuevas ideas. S así que la UNESCO estableció que “se deben crear nuevos entornos pedagógicos, que van desde los servicios de educación a distancia hasta los establecimientos y sistemas ‘virtuales’ de enseñanza superior, capaces de salvar las distancias y establecer sistemas de educación de alta calidad, favoreciendo así el progreso social y económico y la democratización así como otras prioridades sociales importantes” (UNESCO, 1998). Las herramientas web 2.0 y 3.0 han sido ese instrumento para revolucionar el proceso de enseñanza y aprendizaje ya que ellas permiten la interacción, información, publicación y comunicación por medio virtuales a los cuales se puede acceder desde cualquier ubicación geográfica, facilitando las interacción sincrónica y asincrónica, pues “a través del aprendizaje autónomo y colaborativo se generan nuevos conocimientos, el estudiante se empodera de su propio aprendizaje, se crean comunidades y sociedades de aprendizaje (partnership); así, el rol principal en el proceso lo realiza el estudiante; se estimula su creatividad ; el rol del docente cambia de controlador a facilitador del aprendizaje y se establece la motivación y el autoaprendizaje” (Castaño et al., 2009).
La globalización y democratización de la información se ha dado en gran parte gracias a los grandes avances tecnológicos que han desarrollado múltiples mecanismos de interacción entre culturas. Es así, que la transmisión de conocimiento ya no solo se da por medio de la oralidad o la escritura mediante medios impresos, sino que se ha expandido a otros ámbitos como el internet, donde son infinitas las fuentes de consulta o medios más inmediatos que permiten la interacción en tiempo real como lo son video llamadas y chats. Todos estos fenómenos han permitido desarrollar nuevas estrategias a nivel cognitivo, en donde se ha hecho necesario establecer competencias que permitan una construcción de conocimiento a partir del análisis crítico y reflexión de la información, donde se pasa de ser un receptor pasivo del conocimiento a tener un rol activo en la formación de nuevas ideas. S así que la UNESCO estableció que “se deben crear nuevos entornos pedagógicos, que van desde los servicios de educación a distancia hasta los establecimientos y sistemas ‘virtuales’ de enseñanza superior, capaces de salvar las distancias y establecer sistemas de educación de alta calidad, favoreciendo así el progreso social y económico y la democratización así como otras prioridades sociales importantes” (UNESCO, 1998). Las herramientas web 2.0 y 3.0 han sido ese instrumento para revolucionar el proceso de enseñanza y aprendizaje ya que ellas permiten la interacción, información, publicación y comunicación por medio virtuales a los cuales se puede acceder desde cualquier ubicación geográfica, facilitando las interacción sincrónica y asincrónica, pues “a través del aprendizaje autónomo y colaborativo se generan nuevos conocimientos, el estudiante se empodera de su propio aprendizaje, se crean comunidades y sociedades de aprendizaje (partnership); así, el rol principal en el proceso lo realiza el estudiante; se estimula su creatividad ; el rol del docente cambia de controlador a facilitador del aprendizaje y se establece la motivación y el autoaprendizaje” (Castaño et al., 2009).